El agua que ace sobre mi cuerpo entumecido por la tristeza,
despierta la memoria suspendida en mi mente,
y unrecuerdo bañado por la sutileza de la locura almacenada en mi interior,
hace que la neblina desaparezca de mis ojos,
y sin querer todo se torna más lúcido.
Al mismo tiempo, una burbuja púrpura se posa en mi nariz,
y en un instante explota como la vida misma, cuando ésta no tiene sentido de las cosas,
y como única compañía tienes un arma con unas balas ansiosas por volar.
El vapor que flota en la habitacíon, viaja y viaja por todo el espacio circundante;
se expande como el universo, y se impregna en todo lo que encuentre a su paso,
llenando de vida a lo inerte, y dándole más a todo aquello que se mueve.
En un momento ya soy habitante de un cuarto oscuro,
donde una luz tétrica que parpadea como el ojo de Saurón,
siempre está vijilándome,
a mí, y esa inmensa oscuridad. Me asusta
Me deslizo como una serpiente en la noche,
ansiosa por sentir el calor de su presa a devorar,
pero me doy cuenta de que lo que me devora es esa oscuridad que inunda el lugar.
Mis pupilas se dilatan,
aunque no es por la falta de luz,
sino por la cantidad de alucinates que he consumido,
y que por su efecto me hacen ver realiades apartes.
Poco a poco me alejo de esa luz que parpadea como si fuera el latir de un corazón de fuego,
y llego a un lugar compuesto de nada,
de donde nunca salí,
pués ahí descanso y descansaré en paz.
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