noviembre 01, 2007

¿Cómo fue que se metió tan profundamente en mi vida? III

¡Quiero volar!... pero no con drogas, sino con alas; con alas de metal, de carne, de hueso y plumas, y si dicen que soy jilguero, !pues lástima¡, y más por mí, porque no soy jilguero, si lo fuera volaría mil distancias para poder chocar con el vidrio de tu ventana, para que después tú me levantaras y me dieras un poco de agua y solventar mi esfuerzo y mi cansancio; que me vieras como una pequeña especie plumífera que ha llegado hasta donde estás postrada.

Te amo y no me cansaré de hacerlo, y discúlpame si te aburre el que constantemente lo repita. Realmente no sé cuántas veces te lo han dicho a ti, no sé cuantas veces te lo he dicho yo, pero créeme que yo siempre te he dicho la verdad, pretendiendo siempre ser lo más sincero, lo más honesto. En esto que te digo no hay pierde. Mi nariz no está creciendo y date cuenta de que a Pinocho le crecía cuando él decía mentiras.
Tú y yo nos amamos, y el amor dura hasta que éste se cura; y si curándome voy a dejar de amarte, prefiero seguir enfermo de amor y morir de ello, y no morir como estúpido que ha dejado de darle sentido a su vida; lo que le da sentido a mi vida eres tú, pues te has vuelto mi esperanza, mi LUZ, mi anhelo, mi ideal, y es que mi amor es el pensarte, el anhelar tu regreso, el ver tus fotografías, el recordar tus chistes, tu risa, el sentir tus besos, tus miradas, tus abrazos y tus palabras llenas de dulzura…